Hace cuatro años descubrí la joyería.
El trabajo manual, la creatividad, la lógica.
La artesanía.
Soy una persona muy observadora y sentí una necesidad inmensa de saber, investigar, aprender y poner en práctica.
Al sol es un proyecto muy personal, nacido en la costa de Euskal Herria, donde el sol, cuando aparece, calienta la cera a la temperatura perfecta para crear.
Trabajo con cera, que se moldea y se esculpe antes de fundirse en metal. No hay prisa, no hay moldes, no hay dos piezas iguales.
Cada una está inspirada en la luz, el mar y las formas orgánicas de la naturaleza. Imperfectas, únicas, vivas.
El proyecto nació del instinto de crear con las manos, de transformar el material y dejar que las texturas cuenten su propia historia. Empezó sin plan, pero con mucha curiosidad. Un banco de joyero de segunda mano, herramientas que llegaron poco a poco y horas de prueba y error. Aprender haciendo, equivocándome, repitiendo, hasta que la plata y la cera empezaron a hablar mi mismo idioma, o más bien, yo el suyo...
Cada joya es una pequeña escultura, con marcas, texturas e imperfecciones que la hacen única. Como las piedras del mar, como las sombras en la arena, como todo lo que crea la naturaleza sin intención.
Esto es Al sol: joyas hechas a mano, con tiempo, con mimo.